sábado, 28 de diciembre de 2013

¿por qué sube tanto el recibo de la luz?

¿Por qué sube tanto el recibo de la luz?

Juan Torres López – Consejo Científico de ATTAC España
1. En el primer semestre de este año, y según los datos que proporciona Eurostat, el coste del kilovatio/hora que pagamos las familias españolas es el tercero más caro de la Unión Europea (detrás de lo que se paga en Chipre e Irlanda) y un 27,6% más elevado que la media de los 28 países que la componen. En los diez últimos años ha subido algo más del 70% y el 77% desde 2007, lo habrá hecho casi un 4% cuando termine 2013 y se prevé una subida inicial del 11% a principios de 2014.
Las consecuencias de ello son nefastas. En 2012, las empresas eléctricas cortaron por impago un servicio tan básico como la luz a 1,4 millones de familias españolas y el recibo para las pequeñas y medianas empresas (que la pagan a precio más caro que las grandes) es una rémora cada vez más insoportable, lo que se traduce en pérdidas de competitividad y de la rentabilidad necesaria para mantener el empleo.2. No hay razones técnicas que justifiquen que en España se pague la luz tan cara en relación con los demás países de nuestro alrededor. La única explicación es que aquí la producción y distribución de energía eléctrica está en manos de un pequeño grupo de empresas (lo que en economía se llama un oligopolio) que domina el mercado, que se ponen de acuerdo para conseguir sus objetivos y que han alcanzado un poder político extraordinario que les permite escribir a ellas mismas las leyes y normas que regulan el sector y las condiciones en que actúan.
3. Las búsqueda de beneficios extraordinarios es tan compulsiva en ese sector y el poder de las empresas tan grande que para aumentarlos no han duda en cometer auténticas estafas que han redundado en abusos y en subidas artificiales de costes y tarifas, de las cuales, además, es muy difícil que se puedan defender los consumidores porque muchos altos funcionarios que deben de resolver sus quejas están al servicio de las compañías eléctricas (como muchos investigadores han demostrado al sacar a la luz sus resoluciones) y porque muchos jueces cobran y trabajan igualmente para ellas, como también demuestran muchas sentencias (alguna incluso del Tribunal Supremo) materialmente aberrantes que han favorecido a esas empresas. Y a ello hay que añadir los errores y vaivenes de los sucesivos gobiernos en política energética, así como su sumisión antes los intereses de las grandes empresas europeas y, sobre todo, de las alemanas.
4. Las principales estafas y abusos que vienen cometiendo las eléctricas y que hacen que el recibo de la luz sea tan caro en España, entre otras, son las siguientes:
a) Haber aumentado irresponsablemente, con la connivencia y aprobación del gobierno de Aznar, la infraestructura para la producción, lo que ha incrementado -en su mayor parte innecesariamente- los costes del sector.
b) Facturar a los consumidores por tener el derecho a conectar la potencia contratada cuando, a pesar de lo anterior, las compañías eléctricas no están en condiciones de garantizar el suministro de esa potencia por el inadecuado diseño de la red de distribución, por la existencia de cientos de puntos críticos y por el colapso del sistema que se produce si la potencia conectada llegara incluso al tercio de la potencia contratada. Y, con idependencia de ello, la imposición de una estrategia que de facto obliga a contratar más potencia de la necesaria.
c) Cobrar a los consumidores por la renovación, actualización y mantenimiento del parque de contadores cuando no lo hecho en su totalidad, lo que da lugar a que paguen continuamente las imprecisiones y errores que producen como si fuese consumo efectivo.
d) Imponer un sistema de cómputo de la energía consumida por medio de un nuevo tipo de contadores que se pueden manipular a distancia, lo que impide que los consumidores puedan saber a ciencia cierta lo que de verdad están consumiendo o si se está manipulando su consumo real.
e) Haber cobrado los llamados Costes de Transición a la Competencia alegando el gobierno para ello que acabar con el monopolio del que disfrutaban supondría una reducción de precios y de beneficios, cuando éstos no han dejado de subir. Y han subido sin cesar porque, aunque haya desaparecido formalmente el monopolio, las empresas siguen manteniendo un poder total sobre el mercado que les permite manipular los costes e influir sobre el gobierno a la hora de fijar las tarifas.
f) Establecimiento de un sistema de subasta para fijar el precio de la luz que está desnaturalizado y en manos de las grandes compañías y grupos financieros. En esas subastas no se compran y venden kilovatios sino productos financieros en unos mercados llamados OTC (Over The Counter o sobre el mostrador) que son los que sirven para llevar a cabo las operaciones especulativas (ver el libro de V. Navarro y J. Torres Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero. Planeta 2012). Los precios que se fijan allí están en realidad determinados por la actuación de los grandes grupos financieros como Goldman Sachs y Morgan Stanley y otros grupos eléctricos que antes de cada subasta hacen que suban según les convenga. Las compañías españolas se dejan llevar por esa “financiarización” del mercado de la luz porque les conviene que los precios suban (es lo que buscan siempre los especuladores) y porque ganan también mucho dinero especulando ellas mismas con esos productos financieros.
g) Manipular los costes del sector para justificar el llamado “déficit de tarifa”. Este “déficit” consiste resumidamente en lo siguiente: las estafas a las que me he referido se traducen artificialmente en tarifas muy elevadas. Los gobiernos de Felipe González y de Aznar nunca se atrevieron a cortar de raíz estos abusos haciendo que bajaran las tarifas y los beneficios de las eléctricas pero eso hacía que los índices generales de precios subieran considerablemente. Para poder presentar datos de la inflación aparentemente mejores, el gobierno de Aznar limitó la tarifa y reconoció entonces que ésta era menor que los costes que soportaban las empresas eléctricas, comprometiéndose a devolver esa diferencia, ese “déficit”, a las empresas por otra vía.
La estafa radica en que, gracias a lo que estableció el gobierno de Aznar, ese déficit no es la diferencia entre lo que las empresas ingresan por tarifas y sus costes reales, sino entre lo que ingresan (la tarifa) y los costes muy sobrevalorados que presentan al gobierno y que éste acepta sin rechistar. Más concretamente, esa estafa se lleva cabo, entre otros, por los siguientes procedimientos:
- No se reflejan los costes reales de la producción de energía según las diferentes tecnologías o fuentes sino que se utiliza el más caro, por ejemplo, aplicando el coste de las nuevas centrales a otras que ya están completamente amortizadas y que producen mucho más barato.
- Se toma como coste de la electricidad de cada franja horaria el de la unidad generadora más cara.
- Como he dicho antes, se sobrevaloran las inversiones que se hicieron en los últimos años.
Y, para colmo, el gobierno estableció como sistema de pago de este déficit un sistema que en la práctica lo convierte en una especie de préstamo hipotecario pero de garantía pública y con un sistema que es el que más intereses genera, naturalmente en perjuicio de los consumidores.
5) La prueba manifiesta de estas estafas y de la connivencia de los grandes partidos con los intereses de las eléctricas, es que se hayan negado en el Parlamento a poner en marcha una auditoría energética que aclarase los costes reales del sector, tal y como propuso el grupo parlamentario Izquierda Plural.
6) Para proteger a las compañías eléctricas y también para seguir las órdenes del gobierno alemán que está interesado en promover un gigantesco proyecto de producción y distribución de energía solar desde el Sáhara hacia Europa y no quiere competidores, el gobierno de Rajoy ha comenzado a perseguir y desmantelar el sector de energías alternativas y renovables en el que España ha sido una potencia mundial y que puede proporcionar energía mucho más limpia y barata.
7) En particular, el gobierno persigue y penaliza el autoconsumo, que si se hiciera en las condiciones que prevalecen en otros países desarrollados podría ahorrar hasta un 50% en la factura de los consumidores.
8) Los sucesivos gobiernos desde hace años han mantenido una política errática y muy condicionada por los grandes grupos industriales en materia de energía nuclear y subvenciones que ha generado grandes costes a los contribuyentes y al sector en su conjunto, así como una gran pérdida de eficiencia.
9) Todas estas estafas, abusos, privilegios y errores han dado lugar a que las empresas eléctricas españolas tengan unos beneficios extraordinarios, mucho más elevados que las del resto de los países, y a que las retribuciones de los directivos que los ponen en marcha sean posiblemente las más altas del mundo. Y todo ello solo se ha podido llevar a cabo gracias a que los gobiernos de turno han puesto el Boletín Oficial del Estado a su servicio. Para garantizarlo, las empresas eléctricas tienen en nómina a multitud de ex políticos y altos cargos, antiguos presidentes de gobierno, ministros, directores generales, consejeros de las autonomías, dirigentes de los grandes partidos pero también a funcionarios e incluso a ex jueces o magistrados en activo (González, Aznar, de Guindos, Roca, Boyer, Salgado, Solbes, Pizarro, Cabanillas, Martín Villa, Acebes…, entre los más conocidos).
10) Para reducir el coste del recibo de la luz hay que poner fin al predominio de los intereses privados oligopolistas sobre los de toda la sociedad acabando con el poder político de las eléctricas. Hay que nacionalizarlas pero sometiéndolas a un severísimo control técnico y social que evite los abusos y la estafas actuales o que caigan en manos de los partidos y políticos corruptos; hay que racionalizar el sector promoviendo el equilibrio entre las diferentes fuentes de energía, el autoconsumo y el uso de las limpias y respetuosas con el medio ambiente y la vida. Y para que ello sea posible es imprescindible que la sociedad sepa lo que ha pasado en estos años: hay que obligar a que los medios de comunicación informen de estos abusos, hay que realizar una auditoría energética independiente; hay que poner en claro las responsabilidades y pedir cuentas a quienes desde hace años vienen estafando y robando a los españoles, a los responsables directos del negocio y a los políticos que lo han permitido.

10+1) Nada de eso se podrá conseguir graciosamente ni será aprobado por los actuales grupos políticos mayoritarios. Para reducir el recibo de la luz acabando con los abusos y las estafas que he mencionado es necesario que se realice una inmensa presión social: que las personas normales y corrientes nos pongamos de acuerdo y digamos ¡Basta! a esta vergüenza. Por ejemplo,  comenzando por realizar “apagones” primero una vez cada quince días, luego una vez a la semana, luego cada día, hasta que España se quede a oscuras como símbolo de que no queremos ver más a los empresarios que estafan y a los políticos corruptos; llamando sin cesar a los medios de comunicación para denunciar y pedir debates y soluciones. Y, finalmente, llegando a un acuerdo bien sonado para dejar de pagar los recibos. Y todo ello, entendiendo bien que ninguna de esas medidas será efectiva si se lleva  cabo solo testimonial o simbólicamente por pequeños grupos de personas.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

IU EXTREMADURA

¿Qué pasa con IU Extremadura? Estamos en ese momento de transición entre algo que no acaba de morir y algo que no acaba de nacer. Los trabajadores no están preparados para gobernar y los capitalistas no pueden seguir gobernando más.
Estamos atrapados en un DESFASAJE entre lo posible y lo necesario. Los presupuestos nos pueden valer como ejemplo: los presupuestos necesarios para IU no son presupuestos posibles. El contexto institucional y político, el sistema fiscal y el modelo económico imposibilitan los presupuestos de IU aunque estuviera gobernando porque una cosa es el gobierno y otra el poder. Pero teníamos unos presupuestos encima de la mesa porque concurrimos a unas elecciones y había que decidir. Y la decisión no es entre lo bueno y lo malo; es entre lo malo y lo menos malo. Nuestros compañeros de Andalucía tampoco eligen entre lo bueno y lo malo.
En ambos casos sólo podemos aspirar a influir positivamente dentro del más negativo de los escenarios. En ambos casos cometeremos errores y caeremos en contradicciones porque jugamos en campo contrario. Podemos tumbar los presupuestos y todas las iniciativas que provengan del PP, en aras de una posición maximalista con nuestro programa  como referencia. Provocaremos elecciones anticipadas y ¿quién ganará? ¿nosotros? Pueden ganar PP o PSOE por mayoría absoluta, en cuyo caso se acabó el juego; puede ganar el PP por mayoría simple y la situación se repite; o puede ganar el PSOE. Entonces, y por coherencia, también tendremos que tumbar los presupuestos porque sólo nos vale nuestro programa. ¿o es que nuestro maximalismo programático sólo es exigible cuando gana el PP? Si en las campañas electorales decimos que son iguales, después habrá que mantenerlo. Y así, indudablemente, acabaremos siendo vistos como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer. Y eso está bien si lo que queremos es volver al desierto extraparlamentario.
Pero esta organización decidió de forma democrática que ni PP ni PSOE. Y como la situación en la que hemos quedado es de un equilibrio complejo, es normal que surjan discrepancias, pero todos queremos lo mejor  para IZQUIERDA UNIDA.
En alguna parte leí que, arte de la mediación, la política es también un arte del tiempo, del momento propicio, de ir a destiempo. Pues eso que iremos a destiempo hasta que los trabajadores comprendamos que, o hacemos nosotros la historia o estaremos condenados a padecerla.
IZQUIERDA UNIDA SAN VICENTE


jueves, 12 de diciembre de 2013

El mito de España
MIGUEL MANZANERA SALAVERT, filósofo y coordinador de áreas de IU Extremadura
“Necesitamos un Estado Federal o Confederal en la península ibérica; pero para conseguirlo primero tenemos bucear en los símbolos e ideas que dinamizan la cultura de los pueblos peninsulares, desmontando el mito fascista de España y poniendo barreras a los cainitas que han mandado tradicionalmente en la geografía peninsular con esa violencia que intentado retratar aquí”. 

Es triste tener que decir esto, pero la verdad amarga pugna por salirme de la boca: las muchas mentiras y deformaciones configuran la falsa conciencia de los españoles, cuidadosamente cultivada por la Iglesia integrista y el Estado autoritario. Entre tantas falsificaciones y yerros que habitan la mente humana, la historia de España, disfrazada de hechos heroicos y gestas gloriosas, es la mayor que conozco.
Pertenezco a una generación que fue educada por el Estado franquista y que tuvo que descubrir la verdad fuera de las aulas y del saber oficial: una larga historia de crímenes y genocidios para constituir la unidad del Estado español. A lo largo de esa historia, la intolerancia es el rasgo más definido de la cultura española; el Estado nacido del matrimonio de los Reyes Católicos se fundó sobre la unidad religiosa bajo el predominio del cristianismo más reaccionario e integrista. La expulsión de todas las demás confesiones religiosas, judíos y musulmanes que poblaron la península en la Edad Media, fue el hecho inaugural de la historia de España, la destrucción de al-Ándalus. Poco ha cambiado desde entonces.
El partido conservador que ahora nos gobierna, PP, muestra a las claras que las esencias patrias no han variado en los últimos 500 y pico años. Recordemos esas esencias: la persecución de los cristianos que no se sometían a la rígida dogmática exigida por la Iglesia, acusados de herejes y quemados en las hogueras inquisitoriales; la represión bajo tortura y posterior ejecución en la hoguera de mujeres y hombres acusados de brujería; el asesinato de cientos de miles de personas progresistas en la Guerra Civil de 1936-1939… Son algunos ejemplos de esa intolerancia congénita de la España tradicional. Si hay otras Españas, duermen el sueño de los justos en la fantasía de los bienpensantes.
Hablar de España antes del siglo XVI es otra falsificación histórica. Hispania es el nombre que utiliza Alfonso X en sus crónicas. Éste fue el nombre con el que los imperialistas romanos designaron la más occidental de las penínsulas europeas. Ese origen imperial está en la genética misma del Estado español y determina los sueños que pueblan el inconsciente de esa malhadada patria. Me basta recordar la propaganda fascista, que me mostraron en la asignatura de Formación del Espíritu Nacional a los 14 años: ‘por el imperio hacia Dios’.
En nombre del Imperio Cristiano, heredero del Romano, se cometieron innumerables genocidios fuera y dentro de la península ibérica: América es el nombre del genocidio conocido más importante por el elevado número de víctimas en toda la geografía de aquel continente. Pero no olvidemos, como un genocidio de similar magnitud, la esclavitud de los negros africanos, varias decenas de millones.
Elegidos por la Gracia de Dios, los españoles, junto con el resto de europeos que leen e interpretan la Biblia a su modo e interés, se creen superiores a los demás pueblos. La unidad del Estado español –¿ansiada por quién?- es el aprovechamiento del sentimiento nacional de los pueblos peninsulares al servicio de un proyecto imperialista –recuérdese además que España y Portugal estuvieron unidos con Felipe II y Felipe III, en el momento de mayor auge del Imperio de los Austrias-. Ahora que ese proyecto de dominación mundial está completamente obsoleto y es absolutamente inviable, ¿de qué sirve esa unidad basada en la violencia represiva del Estado?
Dice Kant en La paz perpetua que, para conseguir una humanidad pacífica, es necesario que los Estados tengan una constitución republicana. Lo que esto significa es que la sociedad pacífica es autocontenida. Los modelos republicanos desde Platón a Rousseau, las utopías comunistas desde Tomás Moro a Marx, son sociedades autosuficientes que no necesitan conquistar nuevos territorios para sobrevivir; justamente lo contrario es la sociedad expansiva que constituye el Estado liberal imperialista.
¿No podemos empezar a pensar en otro proyecto más moderno al tiempo que más humano y antiguo? Cuánto mejor sería para los pueblos peninsulares, retomar la memoria de aquel momento verdaderamente grande de nuestra historia que fue la cultura musulmana de la península ibérica.
Antes que Hispania, Iberia fue el nombre que los griegos tomaron de las lenguas habladas por los pueblos costeros de la península. Quizás también los fenicios usaran este nombre. Habitada por etnias provenientes de lugares distantes, Iberia fue lugar de encuentros y mezclas durante milenios: íberos africanos, celtas indoeuropeos, fenicios orientales, griegos e italianos,…
Ese aluvión fermentó finalmente en la esencial cultura andalusí. ¿Por qué se nos ha borrado esa memoria? ¿No es cierto que el Estado español se ha fundado secularmente en el lavado de cerebro de sus súbditos? Del mismo modo, España es el segundo país del mundo con más fosas comunes sin descubrir, después de Camboya: todas las víctimas republicanas de la guerra civil todavía yacen enterradas en las cunetas de la historia. No es un tópico; tampoco una casualidad. La manipulación de la memoria es el arte del poder político clerical integrista.
Propongo que empecemos a desenterrar la historia y la memoria. Nos dice Américo Castro que ‘español’ era el nombre que recibían los hispano-romanos en el sur de Francia, donde se hablaba el langue-d’oc; allí debió existir una colonia de refugiados ‘españoles’, descontentos con la revolución islámica que había sacudido la península ibérica.
Pero el langue-d’oc, como entidad política primero, y cultural después, despareció después tras la conquista del territorio por los francos, con la excusa de la cruzada contra los albigenses en el siglo XII. Si esto es cierto, si Américo Castro tiene razón, las migraciones desde el sur de Francia en la baja Edad Media hacia la península, así como las peregrinaciones a Santiago de Compostela, tanto como el repoblamiento del Duero bajo el reinado de Alfonso VI con campesinos provenientes de Francia, debió ser el vehículo que introdujo y finalmente impuso la denominación de ‘españoles’ a los habitantes de la península ibérica; sin distinción de regiones diversas.
Es un nombre extranjero, por tanto. Siendo la cultura europea más avanzada de su tiempo en la Edad Media, el nombre árabe de la península era al-Ándalus. Pero la nueva invasión que llegó del norte con la cruzada católica a finales de la Edad Media, impuso finalmente el nombre de España, derivado del toponímico latino Hispania.
Sí, es cierto. Cada vez más, para más gente, se hace evidente que necesitamos un nuevo orden político en la península ibérica. Pero para ello se requiere crear un nuevo orden político, basado en conceptos nacionales enraizados en la verdadera historia de nuestros ancestros, y eso exige recuperar la memoria.

En efecto, necesitamos un Estado Federal o Confederal en la península ibérica; pero para conseguirlo primero tenemos bucear en los símbolos e ideas que dinamizan la cultura de los pueblos peninsulares, desmontando el mito fascista de España y poniendo barreras a los cainitas que han mandado tradicionalmente en la geografía peninsular con esa violencia que intentado retratar aquí. A mí no me cabe ninguna duda de que el camino para lograrlo pasa por el derecho de autodeterminación de los pueblos y las culturas peninsulares.