¿Por qué sube tanto el recibo de la luz?
Juan Torres López – Consejo Científico de ATTAC España
1. En el primer semestre de este año, y según los datos que
proporciona Eurostat, el coste del kilovatio/hora que pagamos las familias
españolas es el tercero más caro de la Unión Europea (detrás de lo que se paga
en Chipre e Irlanda) y un 27,6% más elevado que la media de los 28 países que
la componen. En los diez últimos años ha subido algo más del 70% y el 77% desde
2007, lo habrá hecho casi un 4% cuando termine 2013 y se prevé una subida
inicial del 11% a principios de 2014.
Las consecuencias de ello son nefastas. En 2012, las
empresas eléctricas cortaron por impago un servicio tan básico como la luz a
1,4 millones de familias españolas y el recibo para las pequeñas y medianas
empresas (que la pagan a precio más caro que las grandes) es una rémora cada vez
más insoportable, lo que se traduce en pérdidas de competitividad y de la
rentabilidad necesaria para mantener el empleo.2. No hay razones técnicas que
justifiquen que en España se pague la luz tan cara en relación con los demás
países de nuestro alrededor. La única explicación es que aquí la producción y
distribución de energía eléctrica está en manos de un pequeño grupo de empresas
(lo que en economía se llama un oligopolio) que domina el mercado, que se ponen
de acuerdo para conseguir sus objetivos y que han alcanzado un poder político
extraordinario que les permite escribir a ellas mismas las leyes y normas que
regulan el sector y las condiciones en que actúan.
3. Las búsqueda de beneficios extraordinarios es tan
compulsiva en ese sector y el poder de las empresas tan grande que para
aumentarlos no han duda en cometer auténticas estafas que han redundado en
abusos y en subidas artificiales de costes y tarifas, de las cuales, además, es
muy difícil que se puedan defender los consumidores porque muchos altos
funcionarios que deben de resolver sus quejas están al servicio de las
compañías eléctricas (como muchos investigadores han demostrado al sacar a la
luz sus resoluciones) y porque muchos jueces cobran y trabajan igualmente para
ellas, como también demuestran muchas sentencias (alguna incluso del Tribunal
Supremo) materialmente aberrantes que han favorecido a esas empresas. Y a ello
hay que añadir los errores y vaivenes de los sucesivos gobiernos en política
energética, así como su sumisión antes los intereses de las grandes empresas
europeas y, sobre todo, de las alemanas.
4. Las principales estafas y abusos que vienen cometiendo
las eléctricas y que hacen que el recibo de la luz sea tan caro en España,
entre otras, son las siguientes:
a) Haber aumentado irresponsablemente, con la connivencia y
aprobación del gobierno de Aznar, la infraestructura para la producción, lo que
ha incrementado -en su mayor parte innecesariamente- los costes del sector.
b) Facturar a los consumidores por tener el derecho a
conectar la potencia contratada cuando, a pesar de lo anterior, las compañías
eléctricas no están en condiciones de garantizar el suministro de esa potencia
por el inadecuado diseño de la red de distribución, por la existencia de
cientos de puntos críticos y por el colapso del sistema que se produce si la
potencia conectada llegara incluso al tercio de la potencia contratada. Y, con
idependencia de ello, la imposición de una estrategia que de facto obliga a
contratar más potencia de la necesaria.
c) Cobrar a los consumidores por la renovación,
actualización y mantenimiento del parque de contadores cuando no lo hecho en su
totalidad, lo que da lugar a que paguen continuamente las imprecisiones y
errores que producen como si fuese consumo efectivo.
d) Imponer un sistema de cómputo de la energía consumida por
medio de un nuevo tipo de contadores que se pueden manipular a distancia, lo
que impide que los consumidores puedan saber a ciencia cierta lo que de verdad
están consumiendo o si se está manipulando su consumo real.
e) Haber cobrado los llamados Costes de Transición a la
Competencia alegando el gobierno para ello que acabar con el monopolio del que
disfrutaban supondría una reducción de precios y de beneficios, cuando éstos no
han dejado de subir. Y han subido sin cesar porque, aunque haya desaparecido
formalmente el monopolio, las empresas siguen manteniendo un poder total sobre
el mercado que les permite manipular los costes e influir sobre el gobierno a
la hora de fijar las tarifas.
f) Establecimiento de un sistema de subasta para fijar el
precio de la luz que está desnaturalizado y en manos de las grandes compañías y
grupos financieros. En esas subastas no se compran y venden kilovatios sino
productos financieros en unos mercados llamados OTC (Over The Counter o sobre
el mostrador) que son los que sirven para llevar a cabo las operaciones
especulativas (ver el libro de V. Navarro y J. Torres Los amos del mundo. Las
armas del terrorismo financiero. Planeta 2012). Los precios que se fijan allí
están en realidad determinados por la actuación de los grandes grupos
financieros como Goldman Sachs y Morgan Stanley y otros grupos eléctricos que
antes de cada subasta hacen que suban según les convenga. Las compañías
españolas se dejan llevar por esa “financiarización” del mercado de la luz
porque les conviene que los precios suban (es lo que buscan siempre los
especuladores) y porque ganan también mucho dinero especulando ellas mismas con
esos productos financieros.
g) Manipular los costes del sector para justificar el
llamado “déficit de tarifa”. Este “déficit” consiste resumidamente en lo
siguiente: las estafas a las que me he referido se traducen artificialmente en
tarifas muy elevadas. Los gobiernos de Felipe González y de Aznar nunca se
atrevieron a cortar de raíz estos abusos haciendo que bajaran las tarifas y los
beneficios de las eléctricas pero eso hacía que los índices generales de
precios subieran considerablemente. Para poder presentar datos de la inflación
aparentemente mejores, el gobierno de Aznar limitó la tarifa y reconoció
entonces que ésta era menor que los costes que soportaban las empresas
eléctricas, comprometiéndose a devolver esa diferencia, ese “déficit”, a las
empresas por otra vía.
La estafa radica en que, gracias a lo que estableció el
gobierno de Aznar, ese déficit no es la diferencia entre lo que las empresas
ingresan por tarifas y sus costes reales, sino entre lo que ingresan (la
tarifa) y los costes muy sobrevalorados que presentan al gobierno y que éste
acepta sin rechistar. Más concretamente, esa estafa se lleva cabo, entre otros,
por los siguientes procedimientos:
- No se reflejan los costes reales de la producción de
energía según las diferentes tecnologías o fuentes sino que se utiliza el más
caro, por ejemplo, aplicando el coste de las nuevas centrales a otras que ya
están completamente amortizadas y que producen mucho más barato.
- Se toma como coste de la electricidad de cada franja
horaria el de la unidad generadora más cara.
- Como he dicho antes, se sobrevaloran las inversiones que
se hicieron en los últimos años.
Y, para colmo, el gobierno estableció como sistema de pago
de este déficit un sistema que en la práctica lo convierte en una especie de
préstamo hipotecario pero de garantía pública y con un sistema que es el que
más intereses genera, naturalmente en perjuicio de los consumidores.
5) La prueba manifiesta de estas estafas y de la connivencia
de los grandes partidos con los intereses de las eléctricas, es que se hayan
negado en el Parlamento a poner en marcha una auditoría energética que aclarase
los costes reales del sector, tal y como propuso el grupo parlamentario
Izquierda Plural.
6) Para proteger a las compañías eléctricas y también para
seguir las órdenes del gobierno alemán que está interesado en promover un
gigantesco proyecto de producción y distribución de energía solar desde el
Sáhara hacia Europa y no quiere competidores, el gobierno de Rajoy ha comenzado
a perseguir y desmantelar el sector de energías alternativas y renovables en el
que España ha sido una potencia mundial y que puede proporcionar energía mucho
más limpia y barata.
7) En particular, el gobierno persigue y penaliza el
autoconsumo, que si se hiciera en las condiciones que prevalecen en otros
países desarrollados podría ahorrar hasta un 50% en la factura de los
consumidores.
8) Los sucesivos gobiernos desde hace años han mantenido una
política errática y muy condicionada por los grandes grupos industriales en
materia de energía nuclear y subvenciones que ha generado grandes costes a los
contribuyentes y al sector en su conjunto, así como una gran pérdida de
eficiencia.
9) Todas estas estafas, abusos, privilegios y errores han
dado lugar a que las empresas eléctricas españolas tengan unos beneficios
extraordinarios, mucho más elevados que las del resto de los países, y a que
las retribuciones de los directivos que los ponen en marcha sean posiblemente
las más altas del mundo. Y todo ello solo se ha podido llevar a cabo gracias a
que los gobiernos de turno han puesto el Boletín Oficial del Estado a su
servicio. Para garantizarlo, las empresas eléctricas tienen en nómina a
multitud de ex políticos y altos cargos, antiguos presidentes de gobierno,
ministros, directores generales, consejeros de las autonomías, dirigentes de
los grandes partidos pero también a funcionarios e incluso a ex jueces o
magistrados en activo (González, Aznar, de Guindos, Roca, Boyer, Salgado,
Solbes, Pizarro, Cabanillas, Martín Villa, Acebes…, entre los más conocidos).
10) Para reducir el coste del recibo de la luz hay que poner
fin al predominio de los intereses privados oligopolistas sobre los de toda la
sociedad acabando con el poder político de las eléctricas. Hay que
nacionalizarlas pero sometiéndolas a un severísimo control técnico y social que
evite los abusos y la estafas actuales o que caigan en manos de los partidos y
políticos corruptos; hay que racionalizar el sector promoviendo el equilibrio
entre las diferentes fuentes de energía, el autoconsumo y el uso de las limpias
y respetuosas con el medio ambiente y la vida. Y para que ello sea posible es
imprescindible que la sociedad sepa lo que ha pasado en estos años: hay que
obligar a que los medios de comunicación informen de estos abusos, hay que
realizar una auditoría energética independiente; hay que poner en claro las
responsabilidades y pedir cuentas a quienes desde hace años vienen estafando y
robando a los españoles, a los responsables directos del negocio y a los
políticos que lo han permitido.
10+1) Nada de eso se podrá conseguir graciosamente ni será
aprobado por los actuales grupos políticos mayoritarios. Para reducir el recibo
de la luz acabando con los abusos y las estafas que he mencionado es necesario
que se realice una inmensa presión social: que las personas normales y
corrientes nos pongamos de acuerdo y digamos ¡Basta! a esta vergüenza. Por
ejemplo, comenzando por realizar
“apagones” primero una vez cada quince días, luego una vez a la semana, luego
cada día, hasta que España se quede a oscuras como símbolo de que no queremos
ver más a los empresarios que estafan y a los políticos corruptos; llamando sin
cesar a los medios de comunicación para denunciar y pedir debates y soluciones.
Y, finalmente, llegando a un acuerdo bien sonado para dejar de pagar los
recibos. Y todo ello, entendiendo bien que ninguna de esas medidas será
efectiva si se lleva cabo solo
testimonial o simbólicamente por pequeños grupos de personas.
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