En este sistema
se paga a alguien para que atienda un problema que, si lo resolviese, le
impediría continuar con su negocio. De modo que en el capitalismo, cuanto mayor
es un problema más dinero reciben los sectores empresariales que se dedican a
afrontarlo. Si solucionaran ese problema, ellos mismos acabarían con sus
ganancias. Los fabricantes de armas se arruinarían si no hubiese guerras y las
empresas farmacéuticas si sus medicinas acabasen con las enfermedades. Lo mismo
podemos deducir de la delincuencia común, es impresionante la cantidad de
sectores empresariales que perderían si la gente dejase de robar o asesinar:
empresas de seguridad, abogados, peritos… Así, creamos un poder fáctico que
tiene como principal objetivo y causa fundamental de su existencia combatir la
aparición de la solución. Hasta el Estado gana más dinero cuanto más
incumplimos el código de circulación o más gasolina consumimos.
JULIO ANGUITA
N É M A
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