La vocación
arranca desde bien pronto, desde que comparten pupitre en las exclusivas
escuelas privadas. A partir de ahí, y como de forma instintiva, unos tiran para alcaldes, consejeros o
presidentes de diputación; los otros van por la senda empresarial. Y sus
caminos se entrecruzan de nuevo en ese punto donde el poder político y el poder
económico se ponen de acuerdo para expoliar la riqueza colectiva.
La
corrupción no es cosa de unas cuantas ovejas negras, sino que es consustancial
al sistema y sintomática de disfunción económica y de déficit democrático.
Basta echar un vistazo a la realidad geográfica mundial para constatar que las
sociedades más desiguales son más corruptas, menos democráticas y más
ineficientes.
La asunción,
por parte del bipartidismo borbónico, del neoliberalismo ortodoxo ha tenido
consecuencias desastrosas para nuestro malhadado país y la corrupción es una de
ellas.
Son tres los
polos principales de donde chupan los vampiros corruptos, en su doble
vertiente, política y empresarial, y que son consecuencia de la política
económica articulada por los gobiernos PPSOE.
El primero
es la banca y el sistema financiero, hacia donde se ha producido un gigantesco
trasvase de recursos públicos para cubrir pérdidas privadas de especuladores de
casino.
El segundo
ha sido el sector inmobiliario con su correspondiente burbuja financiera y que
fue la sustitución especulativa de la desertización industrial, agrícola y
ganadera en favor de la Europa Central y con la UE como marco necesario. Por cierto,
llevada a cabo por los patriotas que se envuelven en la bandera rojigualda.
Y el
tercero, la privatización de bienes y servicios públicos a discreción por parte
de los gobiernos en todos los ámbitos de la Administración. Con la fiebre
privatizadora, en los últimos 30 años, han sido entregadas, a precio de saldo,
decenas y decenas de empresas públicas a compañeros de pupitre o a intereses
económicos afines a cambio de excelentes y bien retribuidos puestos en los
consejos de administración. Además, se ha privatizado el agua, la basura, la
limpieza, etc. y se ha intentado desmantelar, con mayor intensidad en unos
lugares que en otros, la sanidad, la
educación, las pensiones, etc.
Este ha sido
el caldo de cultivo de la corrupción y como resultado tenemos la desposesión de
activos y derechos arrebatados a la gente corriente, mientras se producían
inmensas concentraciones de riqueza en el otro extremo de la escala.
Y esto no
tiene arreglo con operaciones cosméticas en el sistema jurídico, mientras la
base económica sigua podrida.
También cabe
preguntarse: ¿cuál es nuestra responsabilidad? La negación del compromiso y su
sustitución por fantasías escapistas como el fútbol o el hedonismo barato en
forma de consumo, algo tendrá que ver. El sistema nos ha desconectado, nos ha
desactivado e individualizados hemos asumido sus valores. Esto lo tenemos que
arreglar nosotros comprendiendo que la política es la gestión pública de los
intereses colectivos y requiere compromiso crítico por parte de todos.
IZQUIERDA UNIDA SAN VICENTE
IZQUIERDA UNIDA SAN VICENTE
Hola, sí...hay alguien por ahí....?
ResponderEliminar