Siguen pasando los días, las
semanas, los meses, y la situación laboral y económica continúa en su camino
hacia el abismo, hacia un pozo que parece no tener fondo en el que caben ya más
de 6 millones de parados y mi pregunta es, ¿cuántos más caerán?
Diversos economistas,
periodistas, tertulianos y demás personajes de los medios de comunicación nos
vienen contando el día a día de lo que se asemeja más a una dictadura que a una
democracia. Nos lo muestran en imágenes, nos lo dicen a través de los
periódicos y, ¿qué hacemos?, quejarnos desde casa, desde el bar o desde el
trabajo, sin salir a la calle y unirnos a los que sí han decidido dar la cara,
tanto por ellos mismos como por los que no les acompañan.
Se habían cumplido
escasamente 3 meses desde el cambio de gobierno y ya se había convocado la
primera Huelga General. Parecía que el pueblo comenzaba a despertar del letargo
al que se había acomodado con el gobierno del PsoE, que estaba dispuesto a
alzar la voz y señalar de manera clara y directa a aquellos que han vivido por
encima de nuestras posibilidades y nos han conducido, con mentiras, falacias,
engaños y vejaciones, hasta donde nos encontramos en estos momentos. Pero todo
se quedó en una fugaz apariencia, y San Vicente, una vez más volvió a mirar
para otro lado y dejó pasar una gran oportunidad de reivindicarse en sus
derechos y luchar por lo que es justo para todos. Cabe destacar la valentía de
algunos que tuvieron sus más y sus menos en sus respectivos puestos de trabajo.
No podemos esperar que la realidad
actual vaya a mejor si las alternativas que tenemos se llaman PsoE y PP, o lo
que es lo mismo, salir de Guatemala y entrar en “Guatepeor”. Ellos son los
responsables, si, pero es el pueblo el que con su voto les permitió serlo al mismo
tiempo que se convierte en cómplice de lo que está sucediendo, y no sirve de
nada lamentarse y quejarse sin actuar, mientras otros reciben palos y son
detenidos por los lacayos ignorantes que defienden a la mano que les recorta y
les humilla y golpean a quienes pelean por sus derechos.
Es impensable que en España suceda
lo que en Islandia, un país que llevó a los responsables de su situación a la
cárcel, sustituyó a los dirigentes políticos, cambió su constitución y se negó
a pagar una deuda que habían generado los bancos privados; cuando aquí compiten
mano a mano los dos partidos políticos mayoritarios para ver cuál es más
corrupto, donde el rey se va de caza con dinero público y encubre al ladrón de
su yerno y a la sometida de su hija, donde el sistema de sanidad y educación
pública está siendo violado y exterminado dando paso a la privacidad y donde
una parte significativa de la sociedad, al parecer, no es consciente de lo que
sucede.
Simplemente, es impensable.
Mario Cuño
Concejal IU San Vicente